domingo, 30 de noviembre de 2014

El equilibrio es imposible

Y aquí estoy, recreando en mi cabeza mil historias que nunca pude ni ahora puedo contarte. Tratando de razonar cuestiones que una vez te dije, eran imposibles de razonar. Jugando a ser fuerte y a creer que por mentir a todo el mundo me puedo mentir a mí.



Cometiendo tus mismos errores y pareciéndome un poco más a ti, en un estúpido intento de justificarme y creer que llevo la razón.



Pero, para ser honestos, en estos juegos nadie lleva nunca la virtud, nadie es el líder y nadie gana. El amor no se debe ganar, debe compartirse y punto. Pero a ti y a mí los residuos, los años y todo lo demás nos enseñaron que si éramos egoístas nadie nos podría robar nada porque no teníamos que dar nada.



Te echo de menos, y no sabes cuanto.



No echo de menos que alguien me abrace, ni que nadie me diga cosas bonitas, ni que nadie me mire como si yo fuera guapa. Necesito que tú me mires como si nada, que me toques para colocarme el pelo y que pienses en mí de vez en cuando, sólo eso.
Y tú ni siquiera me mereces.



Y no puedo justificar que con un puto segundo en la puerta de un aeropuerto me robaras el alma y yo te ayudara a forzar la entrada a ella, no opuse resistencia. No puedo justificar que yo, que me he esforzado tantas veces por sentir lo inexistente en complementos circunstanciales de tiempos largos no sintiera nada, que he deseado que hubiera sido cualquier otro antes que tú. Estoy aquí, con los pies descalzos culpándome por sentir cosas tan irracionales, sin perdonarme por parecer tan estúpida, y sin poder justificar porqué lo que tanto quería ya no lo quiero.



Vete. Porque yo ya no pienso moverme de aquí.

"Si está bien, si es tan fácil, ¿por qué duele así? por dentro"

No hay comentarios:

Publicar un comentario